sábado, 6 de febrero de 2010

DUCCIO DI BONINSEGNA

Duccio Di Buoninsegna nació en Siena. Fue el fundador de la escuela pictórica de esa ciudad y es considerado como uno de los artistas más influyentes en la formación del Gótico Internacional. En el siglo XIV, Siena era, junto a Florencia, el centro artístico más productivo de Italia. Giotto revolucionó el arte florentino dando a sus composiciones un sentido volumétrico y Duccio el de Siena. Duccio, más dependiente de lo bizantino, prefirió el gusto por la línea y por la ordenación en superficie y se inclinó hacia el realismo del detalle y la representación de lo anecdótico.
Sus trabajos se caracterizan por la sensibilidad del dibujo, la habilidad de la composición, una calidad decorativa similar a los mosaicos y una intensidad emocional mayor que la de los modelos bizantinos. Sus obras más famosas son La Maestá (1308-1311) y La Madonna Rucellai, encargada en 1285

La Madonna Rucellai

La Madonna Rucellai, de Duccio

Duccio pintó esta obra para la Iglesia de Santa María de Novella de Florencia, aunque en la actualidad se encuentra en la Galería de los Uffizi.Se trata de un retablo que muestra a la Virgen sentada en el trono con el Niño Jesús, flanqueada por dos ángeles de rodillas y con un fondo de oro de tradición bizantina.Presenta muchos elementos similares a la Madonna de Cimabue, ya que Duccio fue discípulo suyo. Pero la delicadeza, el limpio colorido y el movimiento decorativo de la línea ondulada del borde del manto de la Madonna Rucellai difieren de la de Cimabue.El trono, que se presenta simultáneamente de frente y de lado, no tiene respaldo y detrás de la Virgen se coloca un velo. Los ángeles que la flanquean aparecen arrodillados unos sobre otros, no hay profundidad, ya que Duccio no se preocupa por el volumen de las formas, sino por el color.

La Maestá

Es un gran retablo encargado en 1308 para la catedral de Siena. Está pintada por ambos lados. La parte frontal se divide en tres partes. El panel principal o central muestra a la Virgen entronizada con el Niño, rodeada por un gran número de ángeles, santos y apóstoles.
La franja superior se decora con escenas de los últimos años de la vida de la Virgen, y la franja inferior o predela, con escenas de la infancia de Cristo separadas por una serie de profetas de pie.El reverso del retablo contiene escenas de la pasión de Cristo, donde puede verse un tratamiento nuevo y más realista de la perspectiva.En el panel de la Virgen Entronizada, vemos el claro bizantinismo en las cabezas, mientras que los ropajes responden al gótico. Utiliza una rica y delicada gama de coloridos, azules pálidos y oscuros, lilas, rojos vinosos, verdes olivas, verdes pálidos, amarillos, pardos y dorados. El carácter decorativo del agrupamiento de las figuras se compensa con los espacios entre los santos que están arrodillados en primer plano y con la leve profundidad de la plataforma del trono. El efecto final da la sensación de realidad, que se consigue a través de las diferentes texturas y por los volúmenes de los ropajes.En el panel principal de la parte posterior de la Maestá, no se advierte una simetría rígida, a pesar de la gran columna central donde se sitúan la Agonía, la Traición y la Crucifixión y de que las escenas se vinculan temáticamente entre sí. La escena de la Entrada, en el ángulo inferior izquierdo, constituye, debido a su doble tamaño, el punto inicial de toda la serie de episodios relacionados con la Pasión. Continúa a modo de zigzag a lo largo de las dos filas inferiores, y luego continúa, del mismo modo, en las dos superiores.La escena de la Crucifixión es de gran unidad compositiva. Cada uno de los personajes, sin perder su individualidad, está tratado como si fuera un eslabón de la misma cadena. La armonía del color y la luz que penetra en la escena confieren gran unidad a la composición.La secuencia de Las mujeres santas en el sepulcro representa el momento de la Pasión en el que las tres Marías descubren la tumba vacía de Cristo, y el arcángel Gabriel les comunica que ha resucitado. Lo que interesa a Duccio no es la psicología de las mujeres, como le interesaría a Giotto. Duccio parece pintar desde la distancia, mientras que Giotto se identifica totalmente con sus historias, creando verdaderos dramas. La composición rígida y formal de la parte frontal de la Maestá revela fuertes lazos de unión con la tradición bizantina, pero la influencia del norte de Europa puede apreciarse en las formas onduladas de las figuras. Sus figuras parecen tener volumen y sus vestimentas caen en líneas sinuosas y fluidas.La llamada de los apóstoles Pedro y Andrés, una imagen luminosa y sencilla con una gran fuerza, es otro pequeño panel de la predela, en la parte trasera. En el centro se encuentran los dos hermanos, Andrés y Pedro. Pedro observa a Jesús y Andrés permanece inmóvil mientras nos mira. Las vestimentas de los dos discípulos son de tono pálido y las de Jesús son rojo carmesí, que simboliza su Pasión, y morado para indicar su condición real. Duccio tuvo un continuador famoso, Simone Martini, que extendió su escuela más allá de Italia, ya que trabajó en Roma, Nápoles y Francia y extendió a otros lugares de Europa las características de la pintura sienesa, como son, la composición y el colorido de tradición bizantina y el linealismo gótico, que constituyen el antecedente del Gótico Internacional.

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